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lunes, 9 de enero de 2012

El Espanyol no se rendirá jamás


El Espanyol es un gran club. Un club con historia, con grandes gestas, con unos jugadores que sienten los colores y con una afición entregada a su equipo. Es un club en el que la cultura futbolística ha crecido a la sombra de la dictadura informativa del Barcelona. Quien no haya vivido en Catalunya, poco puede comprender del ostracismo al que someten año tras año los medios locales a un equipo con 35.000 socios y una masa social relevante en todos los niveles.

La afición del Espanyol vibró con su equipo desde el principio hasta el final. El ambiente vivido en Cornellà fue una oda al fútbol. Hoy es un buen día para acercarse un poco más a la historia de este gran equipo y para entender la gran rivalidad que mantienen los aficionados del Espanyol frente al Barcelona. También parece un momento propicio para entender lo que significó el empate de Álvaro en el minuto 88. Un poco de historia nunca viene mal: 

“El Espanyol nació bajo el nombre de Sociedad Española de Football debido a que todos sus componentes eran catalanes o del resto de España, en contraposición con algunos equipos formados en su mayoría por extranjeros. Los orígenes de esta rivalidad se remontan a principios del siglo XX, cuando el conjunto azulgrana no permitía jugar a futbolistas españoles en el equipo, cosa que sí hizo desde su fundación, en 1900, el R.C.D. Español. Fue precisamente el 23 de diciembre de 1900 cuando se disputó el primer encuentro entre ambos clubes, un partido que acabó en empate a cero. Tras este partido se han sucedido muchos más y con ellos fue aumentando la rivalidad entre clubes y aficionados”.

El partido

El Barcelona va dando lecciones de fútbol alli donde pisa. La dio en el Bernabeu, se la dio a Neymar y al Santos, pero mira por dónde la lección se la dio ayer el Espanyol. El equipo corrió y jugó al fútbol mejor que el Barcelona, por todo el campo. La sensación de “dominar sin hacerlo” que suele plantear el Barcelona en sus partidos fuera de casa, se diluía cada vez que Verdú agarraba la pelota.

La entrada de Álvaro en el partido, anunciaba que era “el elegido” para el empate. Y así fue. El chaval, que tiene el fantasma de heredero de Tamudo encima, se coló entre los centrales del Barcelona, en un error clamoroso (por extraño) de marca de Carles Puyol, que hasta ese momento había hecho un gran partido.

El estallido de alegria fue espectacular en Cornellá. Un gol que hacía justicia, no solo al resultado, sino que daba su trozo de gloría a todos los seguidores del Espanyol, que día tras día tienen que aguantar la "barçacracia"* instaurada en Barcelona y en sus medios. Algo, que evidentemente, solo puede sufrir quién convive con la prensa deportiva en la que solo se conoce una dirección. Fuera de ella se encuentra el Espanyol de Barcelona, y desde ayer su filosofía de no rendirse jamás está mucho más justificada.

Nos vemos la semana que viene.

Un abrazo  

*Barçacracia: Doctrina política sostenida por un conjunto de órganos gubernamentales subvencionados con fondos públicos formado por TV3, Generalitat de Catalunya y Ayuntamiento de Barcelona con un objetivo común: ayudar al Barcelona cueste lo que cueste, en detrimento del resto de equipos catalanes.